En el nombre del cine

Dos críticos con una visión del cine particular y a veces contrapuesta.

domingo, noviembre 26, 2006

De libros y encuestas

Últimamente, Tyler tiene monopolizado el blog. Él va al cine con mayor frecuencia que yo, y en cuanto a las críticas de estrenos recientes tiene más que decir. Pero para que veáis que nos importan también otras cosas, voy a cambiar de tercio.

El otro día me regalaron un libro muy interesante que me apetecía recomendar a todos los amantes del séptimo arte. Se llama 1001 películas que hay que ver antes de morir, de la editorial Grijalbo, y coordinado por Steven Jay Schneider, aunque participan numerosos críticos y estudiosos cinematográficos.

Esta obra supone una enumeración extensa, con reseñas y pequeños comentarios incluidos, de las películas más importantes e influyentes que se han producido desde los inicios del siglo pasado. Filmes de todas las nacionalidades y colores, de todos los géneros habidos y por haber. Algunos nos suenan más y otros menos, pero todos ellos son destacados por motivos concretos.

Esta lista casi inacabable se inicia con la mítica Viaje a la luna, del francés George Melies (1902), la de la nave que aterriza dentro del ojo de nuestro satélite, y concluye en 2005 con El jardinero fiel. O sea que podéis ver que está actualizada, y cubre un margen temporal de más de 100 años.

De momento sólo lo he ojeado por encima, pero poco a poco iré leyéndolo con atención. Muchas películas las he visto ya, y otras no me suenan de nada. Pero lo bueno es que este minucioso libro nos llama la atención sobre filmes que merecen ser rescatados y descubiertos, así como de otros que conocemos pero que no nos habían llamado la atención en un principio. Es muy difícil llegar a ver algunos de estos títulos semidesconocidos; Dios sabe dónde debemos buscar. Lo mejor es recurrir a la Filmoteca o al DVD, aunque seguro que muchos no están editados. Y, por supuesto, con la televisión no podemos contar; no merece la pena esperar que programen cintas desconocidas para el gran público. Algunas de ellas son, además, muy antiguas.

1001 películas que hay que ver antes de morir incide en mi interés por acercarme a las películas consideradas como las más importantes en la Historia del Cine. Mi intención es conocer la actualidad, pero también remontarme a los inicios de esta disciplina, el dónde se gestó todo, y las repercusiones que determinados filmes han tenido en futuros proyectos.

Sobre este tema de las listas, ya en su día me llamó mucho la atención una encuesta que publicaron en el número de diciembre de 1999 en la revista Cinemanía, en la que numerosos medios e instituciones especializadas, españoles y extranjeros, enumeraban Las 100 mejores películas del siglo XX.

Esta relación de títulos estaba encabezada, como es costumbre en este caso, por la legendaria Ciudadano Kane, la ópera prima de Orson Welles (1941). A ésta le seguían La regla del juego, de Jean Renoir (1939); El acorazado Potemkin (Sergei Mijailovich Eisenstein, 1925); Centauros del desierto (John Ford, 1956), y La pasión de Juana de Arco (Carl Theodor Dreyer, 1928).

Esta lista centenaria incluía títulos hiper conocidos para todos, como Casablanca, Lo que el viento se llevó, El padrino, 2001: Una odisea del espacio, Los siete samuráis, Con faldas y a lo loco... Y se cerraba en el puesto 100 con La parada de los monstruos, de Tod Browning (1932), una película extraordinaria sobre el horror y la compasión.

Algunas curiosidades de la encuesta: los dos directores con mayor número de títulos entre los votados eran Charles Chaplin (concretamente, aparecían La quimera del oro, Luces de la ciudad, Tiempos modernos y Monsieur Verdoux) y Alfred Hitchcock (con Vértigo, Con la muerte en los talones, mi amada Psicosis y 39 escalones, por este orden).

Con tres obras entre las elegidas estaban nombres importantes del séptimo arte como Welles (con la citada Kane, El cuarto mandamiento y Sed de mal), John Ford (Centauros, Pasión de los fuertes y La diligencia), Ingmar Bergman (El séptimo sello, Fresas salvajes y Persona), Michael Powell y Emeric Pressburger (Las zapatillas rojas, Orfeo negro y A vida o muerte), David Lean (Breve encuentro, Lawrence de Arabia y Cadenas rotas), Federico Fellini (Ocho y medio, Amarcord y La strada), Billy Wilder (Con faldas, Perdición y El crepúsculo de los dioses) o Francis Ford Coppola (El padrino I y II, y Apocalypse now).

Entre las ausencias más llamativas, figuran títulos que hoy gozan de mucha fama, como El apartamento o El buscavidas, y entre las seleccionadas no había ninguna película de Woody Allen ni de Clint Eastwood.

El filme de producción más reciente incluido en la lista era, precisamente, La lista de Schindler (1993), del señorito Spielberg.

Las representantes españolas eran tres: Un perro andaluz y Viridiana, de Luis Buñuel, y El espíritu de la colmena, de Víctor Erice.

Lo dicho, 100 películas en total elegidas por los especialistas. Entre estos, miembros de publicaciones relevantes como Cahiers du Cinema, Tiempo (de Italia) o The Critics Film Guide (E.E.U.U.). También participaron en la votación asociaciones como la Film Comment inglesa, la Asociación Francesa de Críticos, la Broadcast Information y el Instituto de Cine Británico.

De momento, he disfrutado, y a veces padecido, 56 títulos del centenar que componen la terna de películas. Intentaré ver las restantes antes de morir, porque lo de las 1001 va a ser más complicado.

Si tenéis alguna curiosidad sobre algún aspecto de la lista, podéis preguntar.

miércoles, noviembre 22, 2006

R.I.P.: Robert Altman


El pasado lunes falleció en Los Angeles, a los 81 años de edad, el realizador norteamericano Robert Altman, cinco veces nominado al Oscar al mejor director por M.A.S.H., Nashville, El juego de Hollywood, Vidas Cruzadas y Gosford Park. Aunque nunca logró el premio, el año pasado se le concedió el Oscar honorífico por toda su carrera tras la cámara, estatuilla que recibió de manos de Meryl Streep y Lili Tomlin, en un estado de salud ya demasiado delicado.

Altman fue un cineasta casi siempre bien tratado por la crítica, con mucha reputación entre los actores y muy influyente en el trabajo de otros compañeros de profesión, como por ejemplo Paul Thomas Anderson, autor de Boogie nights y Magnolia.

Nunca fue visto con buenos ojos por parte de Hollywood. Sus temas más comunes fueron la crítica política y social, siempre buscando una segunda lectura acerca de la realidad, y sobre todo un amplio compendio de sensaciones, mentiras y verdades sobre las relaciones humanas.

Entre sus obras, además de las ya citadas, se encuentran: Los vividores, Un largo adiós, Tres mujeres, Popeye, Pret-a-porter, Kansas City, Cookie´s fortune, Conflicto de intereses y El Dr. T y las mujeres.

Su filme póstumo, A prairie home companion, podrá verse próximamente en nuestras pantallas. En su reparto figuran Meryl Streep, Tommy Lee Jones, Woody Harrelson, Virginia Madsen, Kevin Kline, Lili Tomlin, Lindsay Lohan y John C. Reilly.

El grupo de actores que componen esta película es una muestra de la capacidad que tenía Altman para rodearse de nombres ilustres, a los que siempre les complacía trabajar con este cascarrabias transgresor.

jueves, noviembre 16, 2006

Estrenos del 17 de noviembre


Vamos a intentar que esta sección sea una costumbre. Queremos hablaros de las películas que aterrizan cada viernes en nuestras pantallas.

Esta semana no tiene demasiada chicha. Y es así porque algunos hijos de su madre son responsables de haber retrasado el estreno de Banderas de nuestras padres, del enorme Clint Eastwood, hasta el mes de enero, como ya sabéis. Mi gozo, y el de los admiradores del gran cine, en un pozo. Pero bueno, seguiremos esperando.

Por cierto, hoy me he enterado de que el estreno de Letters from Iwo Jima, la segunda película de Eastwood sobre el asunto de la batalla estadounidense-japonesa de la II Guerra Mundial, va a adelantarse al 20 de diciembre en E.E.U.U. para que pueda competir también en la próxima edición de los Oscar. Me parece bien, aunque seguramente en España tardaremos mucho más en verla. Al menos espero que llegue a nuestro país casi a continuación de Banderas, para que podamos apreciar, de una manera acorde con las intenciones del director, el significado de su nuevo proyecto. Esto es, un relato bélico separado en dos pero con el mismo conflicto como raíz, que manifiesta el deseo del veterano realizador de ofrecer una visión fiel y cercana al tema en cuestión desde la perspectiva de las dos partes implicadas. Todo un acto de honestidad por parte de un hombre cuyo arte nadie puede discutir.

Pero bueno, vamos ya con los estrenos destacados.

Beyond the sea: Nueva película dirigida por el excelente actor Kevin Spacey, que ya se puso tras la cámara en una cinta poco recordada, Albino alligator (1997), en cuyo reparto aparecían Matt Dillon, Faye Dunaway, Gary Sinise y Viggo Mortensen. El filme nos llega con más de un año de retraso.

Spacey interpreta, además, el personaje principal: Bobby Darin. Este cantante norteamericano se hizo popular en su país en los años 50 y 60 por componer, entre otras, el tema que da título a la película.

El oscarizado protagonista de Sospechosos habituales y American beauty aporta su propia voz al personaje, demostrando además sus dotes para el canto. Le acompaña en el reparto Kate Bosworth, con la que volvería a trabajar posteriormente en Superman returns.

El ilusionista: nuevo filme que introduce el tema de la magia en una historia (como ya se vio en Scoop y se verá en la futura The prestige) y que cuenta el caso de un mago de la Viena de finales del siglo XIX que utilizará todos sus artificios para recuperar a la prometida del príncipe Leopoldo de Austria, de la cual estuvo enamorado.

Dirigida por el semidesconocido Neil Burger y protagonizada por el semidesaparecido Edward Norton y Paul Giamatti. Parece que al menos es entretenida.

Borat: el segundo mejor reportero del glorioso país Kazajistán viaja a América: extravagante título para una comedia sobre un periodista de la televisión kazaja que llega al Nuevo Mundo para hacer un documental sobre el país de las barras y las estrellas. Sus intenciones variarán al aterrizar allí, pues pasará a buscar desesperado a Pamela Anderson para ofrecerse como su esposo.

Cuando vi el anuncio en la tele por primera vez me pareció un espanto. Pero no la han puesto mal, y encima se ha colocado la primera en el box office de Estados Unidos. Tendrá su gracia.

El resto de estrenos no es demasiado destacable. También se podrán ver Dead or alive, nueva adaptación de videojuego para flipaos de la vida; La silla, un curioso relato dirigido por Julio Wallovits (co-director de Smoking room), y otros títulos como las también españolas Trastorno, Pobre juventud y El ciclo Dreyer, y la americana Step up, lánzate a bailar (que se define por sí sola).

En fin, ninguna de estas películas me interesa especialmente. Además, todavía tengo pendientes Pequeña Miss Sunshine, que me he animado a ver después de las gloriosas críticas que está acaparando, y si hay tiempo me acercaré también a la proyección de Hijos de los hombres, ese filme que tanto fascina a Tyler.

Scoop, comedia menor de Allen


No sé por qué manías prejuiciosas que todos tenemos en mayor o menor medida, siempre me negaba a echarle un ojo a las películas de Woody Allen. Manías irracionales o simple escepticismo ante la valía del cine del clarinetista de Manhattan, refrendada por esa corriente de admiradores que tiene rendidos a sus pies. Con el tiempo me he acercado a su obra, y después de ver 11 de sus filmes, reconozco en este director una mirada inteligente y original que me anima a seguir descubriendo cosas nuevas en el resto de sus películas. Sean más encendidos o menos los elogios hacia sus largometrajes, no hay duda de que Allen es un tipo necesario en el panorama cinematográfico, y que su costumbre de realizar un nuevo trabajo cada año, a su edad, es una tarea muy meritoria.

Scoop supone su proyecto de 2006. Se trata de una comedia ligera similar a las que Woody Allen solía abordar en la primera etapa de su carrera, y que utiliza como pretexto argumental una trama de asesinatos en serie investigados por una aspirante a periodista (Scarlett Johansson) y un veterano mago (el propio director). Claro que lo que a Allen le interesa no es enredarse en un argumento intrincado de misterio ni jugar con el suspense, sino aprovechar la situación para crear una historia divertida más basada en los diálogos que en las situaciones. Aunque cuenta con algunas escenas logradas, como la que abre el filme y lo cierra, estos gags visuales resultan menos eficaces que las frases propias de la verborrea del personaje de Allen, al que por otro lado ya tenemos demasiado visto.

Londres vuelve a ser el escenario elegido por el director para desarrollar la historia, como ya lo fuera en su anterior, y superior, Match point. Allen sabe reflejar bien el tema de la clase alta inglesa, pero tampoco profundiza demasiado ni aprovecha el juego que podría dar en una comedia. En realidad, no profundiza en nada. Lo fía todo a la pura comedia, y a Scoop le perjudica no estar respaldada por una historia que, al menos, mantenga el interés cuando los momentos cómicos no funcionan.

Los actores hacen un buen trabajo. Hugh Jackman, como principal sospechoso de los crímenes, me demostró que sabe interpretar. Tenía yo algunas dudas sobre su capacidad ante las cámaras.

La Johansson también evidencia que tiene dotes para la comedia. Su personaje de periodista nerviosa e ingenua le hace explorar unos registros que no son habituales en su trayectoria. En este caso, resuelve la papeleta de forma convincente. No me cabe duda de que es buena actriz (ya lo demostró en Lost in translation y La joven de la perla, por ejemplo), y sabe elegir proyectos muy diferentes. Lo que demuestra que además es inteligente en la forma que tiene de labrarse su carrera. Y encima está como está la chica. Casi nada.

En conclusión, Scoop es una comedia para pasar el rato, que recuerda a trabajos anteriores de Woody Allen como Misterioso asesinato en Manhattan y La maldición del escorpión de Jade. Gustará más a los que tenga la risa fácil y no engatusará a los paladares exigentes.

Le doy un 6,5, a la altura de los Infiltrados de Scorsese, aunque una y otra no tengan absolutamente nada que ver.

lunes, noviembre 13, 2006

Faltan buenos programas de cine en TV

Cartelera no me basta.

Sé que actualmente la parrilla televisiva nos ofrece algunos programas dedicados al cine, entre ellos el espacio ya citado. Pero la mayoría suelen repetir el mismo esquema: repaso de los estrenos, pequeño bloque de noticias, algun reportajillo... ¿Dónde está ese programa que sepa acercar al público un análisis cinematográfico profundo, donde se analicen películas, actores y técnicas cinematográficas detenidamente, por gente que sabe de qué hablar, no sólo sirviendo a la mera actualidad? Que alguien lo invente.

Este arte da mucho juego, y hablar de ello puede resultado instructivo y entretenido al mismo tiempo. El cine genera pasión y odio, filias y fobias, y al fin y al cabo debate. De eso se trata: de acercarnos a una materia que influye en nuestra vida, que deja más o menos huella, pero que a todos atañe. Ninguna persona vive al margen de las películas. Terminamos viendo alguna tarde o temprano.

La fórmula de Cartelera ha sido utilizada por otros espacios cinematográficos similares, como en su día hizo Magacine, en Canal Plus. Como se comprobó, éste producto resultó superior a su precedente, pues se notaba un mayor cuidado en su contenido, pese a repetir esquemas ya conocidos. Magacine terminó desapareciendo, aunque a día de hoy seguimos contando con el veterano programa de la 1 (cuya emisión parece adelantarse cada sábado en el horario, despistando al espectador).

Las alternativas están en Días de cine, buen programa, en ocasiones algo cultureta y marginado a un horario imposible. Otra es el Megahit, un loable intento de acercamiento a la película del domingo por la noche en Telemadrid, que cada día termina siendo más corto y que no suele estar acompañado necesariamente de un buen filme, aunque para su director y presentador siempre se trate de "una de las mejores películas de la Historia del Cine", como poco.

La cadena autonómica ha puesto en marcha recientemente DCine, otro programa tipo en este género pero al que se le agradece su apuesta por un modelo de reportajes más alternativo, menos académico, y que abarca distintas épocas fílmicas. Además incluye una entrevista semanal. Se puede ver los domingos en torno a la medianoche.

Y no me pararé a hablar de Estrenos de cartelera ni basuras semejantes, esos micro espacios publicitarios de emisión próxima al viernes cuyo fin es recordarnos que se estrena tal película, y cuyo análisis del filme en cuestión resulta totalmente superficial. Más bien parecen vehículos para el lucimiento de la típica tía buena, demostrando que además de lucir palmito sabe articular palabras. O casi.

Me asegura Tyler Hunt que La hora de Boyero, un espacio canalplusero en el que el crítico de "El Mundo", Carlos Boyero (al que yo admiro y leo siempre), explica sus gustos y preferencias sobre los estrenos, no tiene demasiado donde rascar. De todas formas, me gustaría echarle un ojo algún día por curiosidad.

No nos engañemos. La mayoría de los programas de cine están concebidos con la intención de aprovecharse del éxito comercial que puedan tener algunas películas. Sus responsables televisivos pretenden arrastrar hasta la pequeña pantalla a los que acuden en masa al estreno de los principales blockbusters de cada temporada.

¡Banal estratagema! Intenten culturizar al público, hablen a la gente de cine y éstos se lo agradecerán.

domingo, noviembre 05, 2006

Las oscarizables opciones de Volver


No tengo la menor duda de que Volver va a sacar tajada en la próxima edición de los Oscar. Hay muchos factores que juegan a favor de la última película de Almodóvar, al que ya sólo su firma le valdría para garantizarse, cuanto menos, alguna que otra nominación en los premios cinematográficos de mayor relevancia mundial.

Pero es que, además, la cinta que devuelve al director manchego a sus raíces está recibiendo, en general, muy buenas críticas allá donde se ha estrenado. Y las distinciones y homenajes han empezado a caer. En primer lugar, su estreno mundial en el Festival de Cannes le reportó dos premios: el del mejor guión y el de la mejor actriz (que acabó siendo un galardón colectivo para cinco de sus actrices, Penélope Cruz, Carmen Maura, Lola Dueñas, Yohana Cobo y Blanca Portillo).

Sin embargo, estos reconocimientos parece que no satisfacieron del todo a Almodóvar, cuyas declaraciones previas a la concesión de los premios dejaban traslucir su convicción de que, en esta ocasión, lograría la ansiada Palma de Oro. No se dio el caso, pues el jurado acabó otorgando la máxima distinción del festival, un poco por sorpresa, a El viento que agita la cebada, del británico Ken Loach. (Este filme, por cierto, apunta como uno de los grandes rivales de Volver por el Oscar a la mejor película extranjera, junto a Black Book, de Paul Verhoeven, que representa a Holanda, y El laberinto del fauno, que irá por Méjico y que es muy buena).

De todas formas, en el mercado francés siempre han tratado a Almodóvar como un hijo (y se pudieran lo nacionalizarían). No hay que olvidar que le han otorgado varios César en los últimos años y que, en el certamen de Cannes 1999, se le concedió al premio al mejor director por Todo sobre mi madre. Que se quedara sin la Palma este año no merma sus opciones en los Oscar ni en ninguno de los premios que concederán las asociaciones de críticos norteamericanos. Y seguro que también estará presente en la gala de los Globos de Oro, cuyas nominaciones se conocerán a mediados de diciembre. Ardo ya en deseos de que se anuncien los candidatos a estos premios, repartidos por la Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood, y que si hacemos caso del tópico, son el primer baremo fiable para hacernos una idea de lo que ocurrirá en los Oscar.

El estreno americano de Volver se produjo hace unos días en el Festival de Nueva York. La crítica se ha rendido nuevamente ante el cineasta español, y van a empezar a llegar los premios para él en este país, el cual Almodóvar parece repudiar por el tipo de comentarios que hace algunas veces.

Sobre esto quería incidir. Existe una corriente entre los profesionales del cine nacional consistente en atacar al cine norteamericano para defender los valores del español. Y luego a todos ellos se les hace la boca agua cuando les reconocen en EEUU o se les ofrece una oportunidad de trabajar allí. ¿Qué pretenden? ¿Que el público se acabe convenciendo de que hay que dejar de lado las pelis americanas y acudir en exclusiva a la proyección de las españolas? Habría que ver qué sería de muchos directores o actores de aquí si no fuera por la influencia que ha tenido sobre ellos el cine de Hollywood. Nos guste o no (a mí sí), el cine es lo que es hoy en día gracias a lo que nos llega del otro lado del charco. Se harán mejores o peores películas, igual que en España, pero no nos engañemos: no hay color. Vamos, que si nuestra cultura cinematográfica se basara én ver sólo películas españolas y algunas europeas, donde ahí sí que suelen abundar los truños y las pretenciosidades, yo no sabría donde meterme.

El primer premio importante en Estados Unidos que ha recibido Volver ha sido para Penélope Cruz como actriz principal en el Festival de Cine de Hollywood. La madrileña es, a parte de Almodóvar, la gran embajadora de la película en América, pues ya ha trabajado varias veces allí (con resultados más bien funestos) y puede contribuir a situar al filme entre los favoritos a los premios. Su interpretación es, ciertamente, bastante buena, y yo me atrevo a augurar que estará entre las cinco finalistas por el Oscar a la mejor actriz. De ahí a que lo gane hay un abismo.

Otras categorías entre las que Volver puede figurar son, fácilmente, película extranjera, director y guión original. Recordemos que hay precedentes: Almodóvar ya ganó el primero de estos tres Oscar con Todo sobre mi madre, y diez años antes estuvo nominado en esta especialidad con Mujeres la borde de un ataque de nervios. A Volver le ayuda mucho ser la seleccionada por España para competir por al premio a la cinta de habla no inglesa, pero que reciba finalmente esta distinción puede disminuir sus opciones en el resto de categorías. No afectará este hecho a las nominaciones. En 2002, Almodóvar recibió el Oscar al mejor guión original por Hable con ella, y fue nominado como mejor director (hecho histórico, ya que ningún realizador de nuestro país lo había logrado nunca) sin que su película compitiera en la categoría de las películas extranjeras. La Academia de Cine Española había elegido, con pocas luces en este caso, a Los lunes al sol, de Fernando León. No entro a valorar si el filme de León era mejor que el del manchego (que para mí sí), pero creo que habría que haber aprovechado el tirón que tienen las películas de Almodóvar para que fuera nuestra representante en la gala. Estoy seguro de que, además del premio al gúión, se habría llevado el de mejor filme de habla no inglesa.

Y, ¿quién sabe? Quizá podríamos encontrarnos con alguna sorpresa, como que Carmen Maura terminase figurando entre las elegidas al premio a la mejor actriz secundaria (algunos lo han aventurado) o, incluso, que Volver entrara en la terna de las cinco mejores películas del año, algo muy poco usual tratándose de una cinta hablada en castellano. De hecho, creo que sería el primer caso conocido.

A los reconocimientos que sigue recibiendo Volver se han unido ahora las seis nominaciones para los Premios del Cine Europeo, entre las que se incluyen las de mejor película, director, actriz y guión. Nadie duda en señalar a Almodóvar y a su criatura como los favoritos en esta competición.

El paso de los días y la llegada de más concesiones de premios (como los Globos de Oro y los galardones de las asociones de críticos americanos, que están al caer) nos ayudarán a formarnos una base fundamentada para creer en las posibilidades que pueda tener Volver en los Oscar. Para mí está entre las favoritas desde ya.

jueves, noviembre 02, 2006

Valoración de Infiltrados, mala traducción


El viernes pasado se estrenó en nuestras pantallas Infiltrados, la última película de Martin Scorsese, cinta sobre la que, por suponer el nuevo proyecto de un director tan aclamado como el italoamericano, me apetecía exponer mi valoración. Además, es la primera de los claras aspirantes a los Oscar que se han estrenado esta temporada, y este tema de los premios ya sabéis que a mí me fascina.

Pero antes de nada, aclaro que el público estadounidense ha ido a las salas no para ver "Infiltrated", que sería el equivalente inglés al título español pensando de forma apresurada, sino The departed, que viene a significar "el difunto".

Teniendo en cuenta la cantidad de difuntos que nos dejan las dos horas y media de metraje, me cuesta imaginar a quién puede aludir el título original de esta correcta pero sobrevalorada película.

Los asesinatos son la marca de la casa en la filmografía de Scorsese, realizador al que respeto pero del que nunca me he considerado admirador, al nivel de gran parte de la crítica especializada. Me sucede algo similar con Roman Polanski, cuyo caso particular abordaré en otro momento.

Evidentemente, me alegro de que el cineasta natural de Little Italy siga en activo y afronte nuevas historias, pero no suelo tirarme de los pelos por la emoción cada vez que se anuncia uno de sus nuevos rodajes. Es verdad que Taxi driver, Toro salvaje, Uno de los nuestros y Gangs of New York me gustaron, pero me cuesta admitirlas como grandes películas. Tengo que revisar sobre todo las dos primeras, pues las vi hace demasiado tiempo. Pero la impresión que me dejaron entonces no supone ubicarlas en el territorio de lo magistral.

Infiltrados, metiéndome ya en faena, es un policiaco bien dirigido, bien rodado, con el ritmo en ocasiones frenético que le gusta al director (lo que hace que verla en V.O. resulte complicado por instantes). Posee momentos intensos, pero al final se ve lastrado por algunos aspectos que juegan en su contra. La historia en principio no es tan original; para empezar se trata de un remake (Infernal affairs, 2002), que a mí de entrada me echan mucho para atrás. Considero a los remakes como la muestra más evidente de la decadencia de ideas originales en el Hollywood actual.

El filme cuenta con varias líneas argumentales que, a mi juicio, no se han desarrollado como conviene, de cara a que la acción pura y dura sea el motor principal de la película. Esta decisión conceptual repercute en que los personajes principales no estén retratados de la forma adecuada. Lo intrincado de la trama reclamaba un análisis más detallado del conflicto personal y emocional de los dos protagonistas, un policía y un mafioso que intercambian sus papeles y sobre los que pesa de forma constante el miedo a ser descubiertos. Al fin y al cabo, ese es uno de los propósitos de una película: el de aproximarnos a sus personajes y hacer que nos sintamos cercanos a sus problemas, que nos identifiquemos y suframos con ellos. Y en este caso no se ilustra del todo bien dadas las posibilidades que el tema ofrece.

¿Y de dónde se podrían haber sacado unos minutos para tratar estas cuestiones? Pues del triángulo amoroso, que a todas luces estorba y pretende enriquecer la trama de una manera ya demasiado manida. Viene a ser un intento de incrementar el antagonismo de los personajes principales, rivales natos, hasta niveles poco verosímiles.

Si bien la película cuenta con momentos dramáticos logrados, en los que la tensión está bien graduada (como la secuencia del encuentro entre Leonardo DiCaprio y su jefe policía en la azotea de un edificio, con todo lo que sigue a continuación), el guionista William Monahan (responsable del libreto de El reino de los cielos, de Ridley Scott, cinta que detesto) no ha podido evitar la tentación de enredar la historia en exceso. En la última media hora, sobre todo, los giros en el argumento y los golpes de efecto se agolpan buscando el "más rebuscado todavía".

La duración del filme tambié juega en su contra. Parece que Scorsese, en consonancia con otros directores importantes, no puede renunciar a las casi tres horas de rigor que emplea en la mayoría de sus películas (véase las dos últimas, Gangs of New York y El aviador). Demasiado bien tiene que estar contada una historia para que considere oportuna una longitud de metraje de ese calibre.

En el terreno interpretativo, tanto DiCaprio como Matt Damon, los infiltrados en cuestión, hacen un trabajo convincente, así como Mark Wahlberg, que me sorprendió gratamente. Sin embargo, el jefe del clan mafioso interpretado por Jack Nicholson se queda en una caricatura exagerada y forzadamente cómica de los delincuentes que Scorsese ha retratado antaño en la pantalla. Parece que este actor, para mí admirable casi siempre, se lo ha pasado muy bien en este trabajo; pero no consigue equilibrar adecuadamente los momentos distendidos que despliega su personaje con los serios. Más bien queda como un bufón y da la razón a los que afirman que Nicholson no es más que un histrión al que el arroz se le pasa más de una vez.

Infiltrados se aleja de ser la gran película que nos están vendiendo. Supone una muestra estimable de un género que, injustamente, suele ser minusvalorado en muchas ocasiones. Un filme a ratos entretenido, a ratos demasiado enrevesado, del que esperaba más. Quizá porque todavía ando buscando la obra maestra del venerado Scorsese.

De momento, que se conforme con mi 6,5 de nota final a su The departed, que no "Infiltrated".

martes, octubre 31, 2006

Presentación de Norman Crane

Hola, visitantes. Soy Norman Crane, uno de los dos creadores de este blog que, esperamos, sea una oportunidad de manifestar nuestras y vuestras inquietudes acerca del séptimo arte, un tema sobre el que no hay que ser especialmente ducho para poder opinar, pues todos lo sufrimos y disfrutamos por igual, y en cierto modo nos influye en nuestra visión de las cosas.

Mi afición por el cine empezó pronto. Desde pequeño me aficioné a las películas, pero me apetecía ir más allá. Comencé a interesarme por conocer el proceso de creación de una película, saber qué papel jugaba cada aspecto técnico y artístico en el resultado final de un filme que, al fin y al cabo, viene a ser una historia más o menos larga, más o menos interesante, y más o menos bien contada.

Con el tiempo me he transformado en un seguidor acérrimo de este mundo, y siempre he pensado que mi sueño frustrado es no haberme convertido en director cinematográfico.

Me interesa mucho el cine en general, preferentemente el clásico, al que veo como una fuente de inspiración de los filmes que progresivamente se han ido produciendo, desde aquellas gloriosas décadas de los 30 y 40. Creo que el cine actual está algo en declive: faltan ideas originales, los grandes maestros de antaño, y sobran pretensiones trascendentales y afanes económicos.

Me cuesta mucho calificar a una película como obra maestra. A pesar de ello, tengo unas cuantas preferidas que suelo revisionar. Para que os hagáis una idea: Psicosis, Casablanca, Charada, Manhattan, Hatari, Perdición, El padrino, El mago de Oz, Sopa de ganso, La noche del cazador, Con la muerte en los talones, Siete novias para siete hermanos, Un mundo perfecto, L.A. Confidential, Bailar en la oscuridad y Million dollar baby.

Los directores de toda la vida que admiro son Alfred Hitchcock, Billy Wilder, Howard Hawks... y, a día de hoy, Clint Eastwood me parece el number one y el último clásico en vida.

Me suelo fijar mucho en la parte interpretativa de las películas. Actualmente, no hay intérpretes de la categoría de Jack Lemmon, Cary Grant o Marlon Brando, pero veo muy buenas maneras en gente como Sean Penn, Russell Crowe, Ed Harris o Kevin Spacey. En cuanto a actrices, suelo destacar a Susan Sarandon y Meryl Streep.

También me interesa el tema de los galardones cinematográficos, en especial de los Oscar; aunque asumo que los premios son, en la mayoría de las ocasiones, un selecto escaparate para la promoción, en cuya concesión se han cometido más olvidos e injusticias que aciertos a lo largo de las ediciones de entrega.

Intentaremos tratar en el blog distintos temas sobre cine que os puedan interesar, siempre desde nuestro punto de vista particular, que no tiene por qué coincidir. Ni mucho menos.

El debate queda abierto.

Un saludo.